Monumento a Isabel la Catòlica y Colòn, su La Ilustración española y americana; 22 de octubre de 1892
Contenuto
Titolo
Monumento a Isabel la Catòlica y Colòn, su La Ilustración española y americana; 22 de octubre de 1892
Data di inizio
October 22, 1892
Titolo originale
Monumento a Isabel la Catòlica y Colòn, su La Ilustración española y americana; 22 de octubre de 1892
Ambiti e contenuto
Il 22 ottobre 1892 la rivista la La Ilustración española y americana rivela alla popolazione granadina l'aspetto del monumento di M. Benlluire dedicato a Isabella la Cattolica e Colombo. Il monumento, commissionato per il quarto centenario della scoperta dell'america, doveva essere già stato inaugurato al momento dell'uscita della rivista, ma questo non avenne. La rivista quindi, inconsapevolmente, svelò l'aspetto dell'opera fornendo inoltre un'accurata descrizione.
Autore del documento
La Ilustraciòn española y americana, rivista pubblicata a Madrid tra il 1869 e il 1921.
Segnatura o codice identificativo
La Ilustración española y americana. Año XXXVI. Núm. 39. Madrid, 22 de octubre de 1892
Consistenza
Riproduzione digitale del volume; La Ilustración española y americana. Año XXXVI. Núm. 39. Madrid, 22 de octubre de 1892
Lingua
Spagnolo castigliano
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Citazione bibliografica
(1) Cervantes, B. V. M. de. La Ilustración española y americana. Año XXXVI. Núm. 39. Madrid, 22 de octubre de 1892 | Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes http://www.cervantesvirtual.com/obra/la-ilustracion-espanola-y-americana--992/ (accessed 2021 -06 -04).
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riassunto
NUESTROS GRABADOS.
EL MONUMENTO DE GRANADA.
Hace unos dos años que el Ministro de Fomento abrió concurso entre artistas españoles pura erigir un monumento escultórico que recordase los dos grandes sucesos acadecidos en 1492: la toma de Granada y el descubrimiento de América. Varios artistas de nombradia respondieron al llamamiento, presentando bocetos, que fueron expuestos al público, y, sin embargo, dicho concurso fué declarado desierto por causas que no importa consignar ahora, quedando abandonada o poco menos, la idea de conmemorar en bronces y mármoles aquellos dos gloriosos hechos; pero se comenzaron á poco tiempo los preparativos para celebrar suntuosamente el cuarto aniversario del descubrimiento de América, y de nuevo surgió el propósito de erigir el monumento escultórico en Granada. Razones que nosotros no conocemos tuvieron en cierto estado de perplejidad este buen pensamiento, pues transcurrian los meses sin darle forma, y corriase el riesgo de que se frustrase; mas la Junta del Centenario acordó encargar del proyecto y de su ejecución al joven escultor D. Mariano Benlluire e, y en efecto, á virtud de un telegrama expedido por el Sr. Presidente del Consejo de Ministros, presentóse en Madrid, en los primeros días de Enero del año que corre, el Sr, Benlluire, y luego de celebrar una entrevista con el señor Cánovas del Custillo y de recibir el encargo de construir el monumento, defiriendo á la honra que se le dispensaba, á los tres días ofreció á la Junta del Centenario un boceto en barro, en el que, por modo de esbozo, señalaba la línea general y la estructura del trabajo escultórico á que se obligaba; boceto que fué aprobado por unanimidad en todas sus partes. Benlluire, no obstante la rebaja de la cifra presupuesta en la convocatoria del Ministerio de Fomento, y las condiciones de premura en que obtenía el encargo, quiso corresponder á la honra que recibiera de sus compatriotas, aun haciendo el sacrificio de imponerse rudisima tarea con objeto de ultimar encargos á plazo fijo, como el monumento á María Cristina, el del general Cassola, los ricos baños pompeyunos destinados al palacio nuevo de la Duquesa de Medinaceli, y el soberbio mausoleo que ha de guardar las cenizas del pobre Julián Gayarre; y tarea tan compleja estorbada por dolencias pertinaces y agudas, ha podido sobrellevarla, con inspiración abundosa y sedal y con labor incesante, el joven y laureado escultor valenciano.
En la plana primera damos una vista general del monumento, y en la pig. 272 presentamos un hermoso detalle del mismo.
Indudablemente la obra, por la esencia misma de su representación, ofrecía escollos de monta; reunir en un solo monumento la gloria y el esfuerzo de Colón y la sana y recia iniciativa del Isabel I, no era cosa llana y corriente; dos personalidades tan insignes, con los hechos y hazañas que simbolizan, merecían homenaje separado y grandioso, y para vencer la complejidad de la idea, embrollada más y más por el relieve que alcanzaron en las mismas empresas otros personajes de imperecedera memoria, el artista tenía que buscar una forma armónica, que sin reducir la grullardía del propósito, encajase en una concepción inspirada y de belleza escultórica.
Tres cuerpos constituyen el monumento: la basa ú gradería, el pedestal y el grupo que lo corona.
Mármoles de Sierra Élvira, labrados bajo la inteligente dirección de Arévalo, van en la amplia escalinata que en su día cerrará hermosa verja ojival, diseñada por Benlliure y fundida en talleres granadinos.
El pedestal es un macizo en rectángulo, severo y rico, verdaderamente monumental: cuatro pilastras sencillas, rematadas por lindos capiteles del Renacimiento, van en los esquinazos sobre basas que arrancan el zócalo; en el lateral derecho del pedestal se ve un alto relieve de gran vida y bizarria, representando el hecho ocurrido en el sitio de Vélez, cuando D. Fernando el Católico, al ver sorprendido su campamento, acude brioso á rechazar el brusco ataque de los moros; en el marco que sirve de fondo á ese cuadro de bronce, se leen nombres de guerreros y magnates que tomaron parte en la memorable epopeya que cierra el larguísimo período de la Reconquista española; en el lado inferior, y con letra gótica, que se destaca sobre las demás, se lee:
Fernando el Católico; en el superior: Marqués Duque de Cádiz y Garcilaso de la Vega; en la superticie correspondiente del zócalo; duque de Medinaceli, duque de Plasencia, Francisco Ramirez de Madrid, Conde de Ureña, Conde de Cabra, Fadrique de Toledo, Pedro Navarro y Luis Portocarrero.
Semejante al lateral descrito es el izquierdo, en el que va otro alto relieve que representa la firma del convenio entre los Reyes Católicos y Colón, viéndose en «us cenefas y zócalo los nombres de Hernán Pérez del Pulgar, Gonzalo de Córdova, Martín de Alarcón, Alouso de Aguilar, Conde de
Miranda, Marqués de Villena, Pedro Kusz de Alarcón, Pedro Enriquez, Juan Fajardo, Alonso Montemayor, Duque del Infantado y Duque de Alburquerque.
La cara posterior lleva una gran lápida, donde se lee una inscripción alusiva á las capitulaciones que se firmaron en el Real de Santafé, y sobre los frisos y cenefas están los nombres de Diego Fernández de Córdoba, Duque de Medinasidonia, Gutierre de Cárdenas, Conde de Benarente, Pedro Fernández de Velasco, Conde de Tendilla y Conde de Cifuentes.
Dos estatuas alegróricas, representando á Granada y América, van en el frente principal, levantando un ancho tapiz que viene derribado desde él plinto, donde se alzan las figuras de D.* Isabel y de Colón: la actitud de estas figuras sirve para descubrir las dos fechas gloriosas de 2 de Enero de 1402
y 12 de Octubre de 1492, que sobre hermoso cuadro de mármol claro, están grabadas con letras góticas; y al pie de ellas se encuentran los nombres de Fray Juan Pérez, Cardenal Mendoza, Alonso de Juintanilla, Pray Fernando de Talavera, Marquesa de Moya y Luis de Suntángel.
El paño ó tapiz que cae de la escalinata que forma el plinto, sube hasta la cima del monumento, y sobre él aparece la primera de las Reinas sentada sobre rica silla gótica, suelto el espléndido manto, apoyados los pies en un almohadón, y escuchando con plácida é inteligente apostura lu explica-
ción que el inmortal descubridor hace sobre una carta ú plano.
Completa el cuerpo superior el calado primoroso del plinto y los adornos escultóricos de la repisa, en la cual se ven escudos, leonez, castilloz, yugos y flechas,
De los dos grandes relieves que van en las caras laterales, el que representa el momento de firmar el pacto es sin duda el de más vuelo y ejecución: tiene un fondo gótico que recuerda las maravillas de San Juan de los Reyes, y contribuye á dar grandeza á la escena que el artista ha desarrolado; las figuras de D.* Isabel, D. Fernando y Colón aparecen con sus temperamentos peculjares: magnánima, iluminada, suave y gozosa la Reina: inteligente, astuto, cuidadosamente atento el Rey, y plácido, genial, sincero el insigne descubridor, que, puesta la mano sobre el pecho, parece sacar de allí las energías é inspiraciones de su alma; completan el cuadro la solemnidad con que la corte presencia el acto, la marcial actitud de los guerreros, la expresión incierta que revelan los semblantes de próceres y prelados, hasta la religiosidad con que ejercen sus deberes pajes, heraldos y escuderos.
Vigoroso contraste forma con el cuadro anterior el relieve que aparece en la cara opuesta, en el cual todo es movimiento, bizarría, esfuerzo, confusión y rabia; el rey D. Fernando aparece con las ropas desceñidas, sin yelmo ni defensas,hendiendo las espuelas á la cabalgadura, y acometiendo con su lanza á los moros: los magnates y los soldados cristianos que acuden á repeler el brusco ataque, y se precipitan sobre el fiero enemigo para salvar al Rey de la celada en que se ve envuelto, la lucha titánica que todos sostienen por avanzar y vencer, el coraje de la acción, la vida y el empuje de los
corceles, la agonía de lus moribundos, la rabia de ha morisma, todo aparece admirablemente expresado, en revuelta animación, y todo concurre á dar realidad á la brava escena que se desarrolla al pie de los muros de Vélez-Málaga.
El grupo principal del monumento interesa por su expresiva grandeza artística: D.* Isabel es la soberana que adivina el genio de Colón, y éste el genio inspirado que lleva en su mente un mundo y lo ofrece á la noble patria española.
El monumento de Granada, no obstante ser una concepción concluida en poco tiempo, es una joya más del arte español y un nuevo lauro para Benlliure, que cuenta ya en su historia con una serie numerosa y brillantisima de obras escultóricas, y que merece sinceros plácemes de los amantes
del arte.
EL MONUMENTO DE GRANADA.
Hace unos dos años que el Ministro de Fomento abrió concurso entre artistas españoles pura erigir un monumento escultórico que recordase los dos grandes sucesos acadecidos en 1492: la toma de Granada y el descubrimiento de América. Varios artistas de nombradia respondieron al llamamiento, presentando bocetos, que fueron expuestos al público, y, sin embargo, dicho concurso fué declarado desierto por causas que no importa consignar ahora, quedando abandonada o poco menos, la idea de conmemorar en bronces y mármoles aquellos dos gloriosos hechos; pero se comenzaron á poco tiempo los preparativos para celebrar suntuosamente el cuarto aniversario del descubrimiento de América, y de nuevo surgió el propósito de erigir el monumento escultórico en Granada. Razones que nosotros no conocemos tuvieron en cierto estado de perplejidad este buen pensamiento, pues transcurrian los meses sin darle forma, y corriase el riesgo de que se frustrase; mas la Junta del Centenario acordó encargar del proyecto y de su ejecución al joven escultor D. Mariano Benlluire e, y en efecto, á virtud de un telegrama expedido por el Sr. Presidente del Consejo de Ministros, presentóse en Madrid, en los primeros días de Enero del año que corre, el Sr, Benlluire, y luego de celebrar una entrevista con el señor Cánovas del Custillo y de recibir el encargo de construir el monumento, defiriendo á la honra que se le dispensaba, á los tres días ofreció á la Junta del Centenario un boceto en barro, en el que, por modo de esbozo, señalaba la línea general y la estructura del trabajo escultórico á que se obligaba; boceto que fué aprobado por unanimidad en todas sus partes. Benlluire, no obstante la rebaja de la cifra presupuesta en la convocatoria del Ministerio de Fomento, y las condiciones de premura en que obtenía el encargo, quiso corresponder á la honra que recibiera de sus compatriotas, aun haciendo el sacrificio de imponerse rudisima tarea con objeto de ultimar encargos á plazo fijo, como el monumento á María Cristina, el del general Cassola, los ricos baños pompeyunos destinados al palacio nuevo de la Duquesa de Medinaceli, y el soberbio mausoleo que ha de guardar las cenizas del pobre Julián Gayarre; y tarea tan compleja estorbada por dolencias pertinaces y agudas, ha podido sobrellevarla, con inspiración abundosa y sedal y con labor incesante, el joven y laureado escultor valenciano.
En la plana primera damos una vista general del monumento, y en la pig. 272 presentamos un hermoso detalle del mismo.
Indudablemente la obra, por la esencia misma de su representación, ofrecía escollos de monta; reunir en un solo monumento la gloria y el esfuerzo de Colón y la sana y recia iniciativa del Isabel I, no era cosa llana y corriente; dos personalidades tan insignes, con los hechos y hazañas que simbolizan, merecían homenaje separado y grandioso, y para vencer la complejidad de la idea, embrollada más y más por el relieve que alcanzaron en las mismas empresas otros personajes de imperecedera memoria, el artista tenía que buscar una forma armónica, que sin reducir la grullardía del propósito, encajase en una concepción inspirada y de belleza escultórica.
Tres cuerpos constituyen el monumento: la basa ú gradería, el pedestal y el grupo que lo corona.
Mármoles de Sierra Élvira, labrados bajo la inteligente dirección de Arévalo, van en la amplia escalinata que en su día cerrará hermosa verja ojival, diseñada por Benlliure y fundida en talleres granadinos.
El pedestal es un macizo en rectángulo, severo y rico, verdaderamente monumental: cuatro pilastras sencillas, rematadas por lindos capiteles del Renacimiento, van en los esquinazos sobre basas que arrancan el zócalo; en el lateral derecho del pedestal se ve un alto relieve de gran vida y bizarria, representando el hecho ocurrido en el sitio de Vélez, cuando D. Fernando el Católico, al ver sorprendido su campamento, acude brioso á rechazar el brusco ataque de los moros; en el marco que sirve de fondo á ese cuadro de bronce, se leen nombres de guerreros y magnates que tomaron parte en la memorable epopeya que cierra el larguísimo período de la Reconquista española; en el lado inferior, y con letra gótica, que se destaca sobre las demás, se lee:
Fernando el Católico; en el superior: Marqués Duque de Cádiz y Garcilaso de la Vega; en la superticie correspondiente del zócalo; duque de Medinaceli, duque de Plasencia, Francisco Ramirez de Madrid, Conde de Ureña, Conde de Cabra, Fadrique de Toledo, Pedro Navarro y Luis Portocarrero.
Semejante al lateral descrito es el izquierdo, en el que va otro alto relieve que representa la firma del convenio entre los Reyes Católicos y Colón, viéndose en «us cenefas y zócalo los nombres de Hernán Pérez del Pulgar, Gonzalo de Córdova, Martín de Alarcón, Alouso de Aguilar, Conde de
Miranda, Marqués de Villena, Pedro Kusz de Alarcón, Pedro Enriquez, Juan Fajardo, Alonso Montemayor, Duque del Infantado y Duque de Alburquerque.
La cara posterior lleva una gran lápida, donde se lee una inscripción alusiva á las capitulaciones que se firmaron en el Real de Santafé, y sobre los frisos y cenefas están los nombres de Diego Fernández de Córdoba, Duque de Medinasidonia, Gutierre de Cárdenas, Conde de Benarente, Pedro Fernández de Velasco, Conde de Tendilla y Conde de Cifuentes.
Dos estatuas alegróricas, representando á Granada y América, van en el frente principal, levantando un ancho tapiz que viene derribado desde él plinto, donde se alzan las figuras de D.* Isabel y de Colón: la actitud de estas figuras sirve para descubrir las dos fechas gloriosas de 2 de Enero de 1402
y 12 de Octubre de 1492, que sobre hermoso cuadro de mármol claro, están grabadas con letras góticas; y al pie de ellas se encuentran los nombres de Fray Juan Pérez, Cardenal Mendoza, Alonso de Juintanilla, Pray Fernando de Talavera, Marquesa de Moya y Luis de Suntángel.
El paño ó tapiz que cae de la escalinata que forma el plinto, sube hasta la cima del monumento, y sobre él aparece la primera de las Reinas sentada sobre rica silla gótica, suelto el espléndido manto, apoyados los pies en un almohadón, y escuchando con plácida é inteligente apostura lu explica-
ción que el inmortal descubridor hace sobre una carta ú plano.
Completa el cuerpo superior el calado primoroso del plinto y los adornos escultóricos de la repisa, en la cual se ven escudos, leonez, castilloz, yugos y flechas,
De los dos grandes relieves que van en las caras laterales, el que representa el momento de firmar el pacto es sin duda el de más vuelo y ejecución: tiene un fondo gótico que recuerda las maravillas de San Juan de los Reyes, y contribuye á dar grandeza á la escena que el artista ha desarrolado; las figuras de D.* Isabel, D. Fernando y Colón aparecen con sus temperamentos peculjares: magnánima, iluminada, suave y gozosa la Reina: inteligente, astuto, cuidadosamente atento el Rey, y plácido, genial, sincero el insigne descubridor, que, puesta la mano sobre el pecho, parece sacar de allí las energías é inspiraciones de su alma; completan el cuadro la solemnidad con que la corte presencia el acto, la marcial actitud de los guerreros, la expresión incierta que revelan los semblantes de próceres y prelados, hasta la religiosidad con que ejercen sus deberes pajes, heraldos y escuderos.
Vigoroso contraste forma con el cuadro anterior el relieve que aparece en la cara opuesta, en el cual todo es movimiento, bizarría, esfuerzo, confusión y rabia; el rey D. Fernando aparece con las ropas desceñidas, sin yelmo ni defensas,hendiendo las espuelas á la cabalgadura, y acometiendo con su lanza á los moros: los magnates y los soldados cristianos que acuden á repeler el brusco ataque, y se precipitan sobre el fiero enemigo para salvar al Rey de la celada en que se ve envuelto, la lucha titánica que todos sostienen por avanzar y vencer, el coraje de la acción, la vida y el empuje de los
corceles, la agonía de lus moribundos, la rabia de ha morisma, todo aparece admirablemente expresado, en revuelta animación, y todo concurre á dar realidad á la brava escena que se desarrolla al pie de los muros de Vélez-Málaga.
El grupo principal del monumento interesa por su expresiva grandeza artística: D.* Isabel es la soberana que adivina el genio de Colón, y éste el genio inspirado que lleva en su mente un mundo y lo ofrece á la noble patria española.
El monumento de Granada, no obstante ser una concepción concluida en poco tiempo, es una joya más del arte español y un nuevo lauro para Benlliure, que cuenta ya en su historia con una serie numerosa y brillantisima de obras escultóricas, y que merece sinceros plácemes de los amantes
del arte.
trascritto da
Daniela Cocco
La ilustraciòn española y americana del 22/10/1892, formato PDF Copertina de La Ilustraciòn dedicata al monumento
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